Caballito de mar

Se detiene el tiempo, mirando el lago con una Toña en mi mano. Suena la musica del cine clásico americano, un perro se acerca, unas botellas caen al suelo, rompiéndose alguna sobre el cemento apagado. Se respira un buen aire, cálido, sabroso, armonía, paz, sosiego, tranquilidad, felicidad que en muchos momentos en este viaje obtengo. La vida me esta regalando postales que nunca podre enviar, postales para el alma, sin sello, sin dirección, sin destino. Capto la buena energía del lugar, el dueño es Fernando, de Barcelona, con buena onda, lleva unos cuantos años aquí, me pasa información del río san Juan que sera mi proxima parada. Pasa una mujer con tres pescados frescos en una palangana de plástico rosa. Fernando le pide que le cocine uno de esos y me animo, apenas me cobra dos euros por un gran plato de comida y un refresco. Son muchos los momentos en los que me dejo llevar por la intuición, la improvisación y al final resulta ser una buena elección. Ahora suena la musica de Michael Bolton, la escuchaba sobre todo cuando estudiaba en la universidad. Los momentos como el de ahora, te hace viajar ligero, mas suelto, no puedo pedir nada mas. La calma llega a tu corazón y con unos grados de alcohol te vuelves mas vulnerable, frágil, sensible, receptivo a todo lo que vuela a tu alrededor.

jueves, 7 de agosto de 2014

Caballito de mar

Se detiene el tiempo, mirando el lago con una Toña en mi mano. Suena la musica del cine clásico americano, un perro se acerca, unas botellas caen al suelo, rompiéndose alguna sobre el cemento apagado. Se respira un buen aire, cálido, sabroso, armonía, paz, sosiego, tranquilidad, felicidad que en muchos momentos en este viaje obtengo. La vida me esta regalando postales que nunca podre enviar, postales para el alma, sin sello, sin dirección, sin destino. Capto la buena energía del lugar, el dueño es Fernando, de Barcelona, con buena onda, lleva unos cuantos años aquí, me pasa información del río san Juan que sera mi proxima parada. Pasa una mujer con tres pescados frescos en una palangana de plástico rosa. Fernando le pide que le cocine uno de esos y me animo, apenas me cobra dos euros por un gran plato de comida y un refresco. Son muchos los momentos en los que me dejo llevar por la intuición, la improvisación y al final resulta ser una buena elección. Ahora suena la musica de Michael Bolton, la escuchaba sobre todo cuando estudiaba en la universidad. Los momentos como el de ahora, te hace viajar ligero, mas suelto, no puedo pedir nada mas. La calma llega a tu corazón y con unos grados de alcohol te vuelves mas vulnerable, frágil, sensible, receptivo a todo lo que vuela a tu alrededor.