Viaje a Guatemala, México y Belice.

Me llevaron hasta Lorca para coger el bus hasta Madrid. Belén vino a despedirse, me dio mucha alegría. Me regaló una almohada para que el viaje fuera más feliz y cómodo.

 Después de horas de espera ya estaba en el avión, comiendo lasaña con champiñón y la zanahoria de la ministro ensalada.
 Llegamos a Guatemala, me gusta el momento cuando le ponen el sello al pasaporte.
 Camino de Antigua, un accidente provocó una enorme cola que tardaríamos más de horas en llegar. Dar gracias que vivimos y no estamos implicados en ello.
 El Hotel que había reservado por internet me sorprendió por dormir en una habitación de techo alto con cierta decoración señorial, creó que después de un año trabajando merecía tan bello espacio, se disfruta de la belleza de los muebles antiguos.
 Julio César, el recepcionista del Hotel, se ofreció acompañarme y mostrarme la ciudad.
 Las calles y el mercado esta inundado de mujeres que llevan mucho peso sobre sus cabezas y kilómetros de telas de colores.
 En Chichicastenango tres mujeres dan vueltas en la entrada de la iglesia purificando y limpiando con inciensos penetrantes el acceso al templo.
 Durante el día los turistas hacemos varias paradas para el descanso, para conectarnos a otras vidas que circulan por Europa. A veces pienso que la soledad de los que están solos es como la mía. Parecemos el fiel reflejo de una misma realidad. La mirada hacia otras personas con el deseo de ser encontrado.
 En el Lago Atitlån, que el agua cubre el diametro de un crater, visite tres pueblos, San Juan, San Pedro y Santiago
 En muchos lugares te encuentras a viajeros tumbados, felices, buscando la paz, la armonía con la naturaleza y con nosotros mismos.
 Muchas horas viajando en furgos para doce pasajeros.
 La población local en ocasiones viajaba en camuonetas.




 Bacalar, la Laguna de los siete colores, son estos pequeños paraísos que no se encuentran en tu mapa de rutas y te sorprendes por su belleza y su magia.
 Una abuela viajaba con sus dos nietos desde San Pedro a Belize City.  Veía el paisaje de palmeras reflejado en sus pupilas,el aire que azotaba sus caras hacia subir el flequillo al igual que la embarcación cuando tomaba mucha velocidad. Sus miradas no se cansaban, parecían estatuas en una plaza lunar. La abuela tenía sueño pero no podía descuidarse porque los niños podían estar a un metro del mar.
 Un madre ciega con su niño colgado dentro de una tela, cantaba mientras paseaba dulcemente en el metro de México DF.
 Visitar el Museo de Antropología fue toda una clase de historia muy enriquecedora.
El viajero no es el mismo después de un mes de aventuras, experiencias, nuevos caminos recorridos,aspirando la buena energía de la naturaleza, de mil colores, formas, personas, animales, museos, libros, arte, playas,azule, palmeras, música, cantos, palabras y amor, entre tu realidad y la mía.

martes, 25 de agosto de 2015

Viaje a Guatemala, México y Belice.

Me llevaron hasta Lorca para coger el bus hasta Madrid. Belén vino a despedirse, me dio mucha alegría. Me regaló una almohada para que el viaje fuera más feliz y cómodo.

 Después de horas de espera ya estaba en el avión, comiendo lasaña con champiñón y la zanahoria de la ministro ensalada.
 Llegamos a Guatemala, me gusta el momento cuando le ponen el sello al pasaporte.
 Camino de Antigua, un accidente provocó una enorme cola que tardaríamos más de horas en llegar. Dar gracias que vivimos y no estamos implicados en ello.
 El Hotel que había reservado por internet me sorprendió por dormir en una habitación de techo alto con cierta decoración señorial, creó que después de un año trabajando merecía tan bello espacio, se disfruta de la belleza de los muebles antiguos.
 Julio César, el recepcionista del Hotel, se ofreció acompañarme y mostrarme la ciudad.
 Las calles y el mercado esta inundado de mujeres que llevan mucho peso sobre sus cabezas y kilómetros de telas de colores.
 En Chichicastenango tres mujeres dan vueltas en la entrada de la iglesia purificando y limpiando con inciensos penetrantes el acceso al templo.
 Durante el día los turistas hacemos varias paradas para el descanso, para conectarnos a otras vidas que circulan por Europa. A veces pienso que la soledad de los que están solos es como la mía. Parecemos el fiel reflejo de una misma realidad. La mirada hacia otras personas con el deseo de ser encontrado.
 En el Lago Atitlån, que el agua cubre el diametro de un crater, visite tres pueblos, San Juan, San Pedro y Santiago
 En muchos lugares te encuentras a viajeros tumbados, felices, buscando la paz, la armonía con la naturaleza y con nosotros mismos.
 Muchas horas viajando en furgos para doce pasajeros.
 La población local en ocasiones viajaba en camuonetas.




 Bacalar, la Laguna de los siete colores, son estos pequeños paraísos que no se encuentran en tu mapa de rutas y te sorprendes por su belleza y su magia.
 Una abuela viajaba con sus dos nietos desde San Pedro a Belize City.  Veía el paisaje de palmeras reflejado en sus pupilas,el aire que azotaba sus caras hacia subir el flequillo al igual que la embarcación cuando tomaba mucha velocidad. Sus miradas no se cansaban, parecían estatuas en una plaza lunar. La abuela tenía sueño pero no podía descuidarse porque los niños podían estar a un metro del mar.
 Un madre ciega con su niño colgado dentro de una tela, cantaba mientras paseaba dulcemente en el metro de México DF.
 Visitar el Museo de Antropología fue toda una clase de historia muy enriquecedora.
El viajero no es el mismo después de un mes de aventuras, experiencias, nuevos caminos recorridos,aspirando la buena energía de la naturaleza, de mil colores, formas, personas, animales, museos, libros, arte, playas,azule, palmeras, música, cantos, palabras y amor, entre tu realidad y la mía.